Es una técnica de reproducción asistida (TRA) a la que se suele llegar tarde, cuando se descarta que los ovocitos de la mujer que quiere ser madre son aptos para la maternidad biológica. Sin embargo, las tasas de éxito de la fecundación in vitro (FIV) con ovocitos de donante superan el 50%. Este hecho y la tendencia a que las mujeres cada vez retrasen más la edad de la maternidad, hacen que esta técnica goce de muy buena salud y su uso vaya aumentando año tras año.
Ahora, un estudio publicado en la revista ‘JAMA’, demuestra además que los niños nacidos por esta vía llegan al mundo en las mejores condiciones y que su estado al nacer ha mejorado en la última década, a pesar de que la edad media de las madres que optan por esta TRA se ha mantenido estable en los 41 años. Así, se confirma la idea de que es la edad de la donante lo que más influye en el bienestar de los niños y ésta, tanto en EEUU como en España, está siempre por debajo de los 35 años.
Según datos del Instituto Marqués, la media de edad «en nuestro centro es de 25 años. Son chicas con buen estado de salud físico y psicológico, sin antecedentes familiares de enfermedades hereditarias y no tienen más de 35 años».
Sin embargo, el estudio estadounidense ofrece también una lista de «deberes» para los especialistas en reproducción asistida. Así, los autores dirigidos por Denise Jamieson, del Grupo Nacional de Vigilancia de TRA de EEUU (NASS), solicitan que se investigue sobre los mecanismos por los que determinados factores podrían afectar al resultado de la gestación, a saber: la raza de la donante, el diagnóstico de infertilidad en la madre y el día en el que se transfiere el embrión.
En España, no existe un estudio similar que evalúe las características de los niños nacidos por esta TRA, pero el registro de la Sociedad Española de Fertilidad pone de manifiesto que es una técnica cuyo uso se incrementa cada año. Así, según sus datos (que engloban a alrededor del 25% de las clínicas), en 2011 se transfirieron 16.287 embriones, una cifra que ha ido subiendo constantemente desde 2006, año en que se llevaron a cabo 6.544 transferencias.
En estos años ha mejorado ligeramente el porcentaje de transferencias única, aunque sigue siendo muy bajo. De hecho, el 85,7% de las mujeres que se sometieron a una FIV con ovocitos donados recibió dos embriones. Los especialistas reconocen que el pronóstico tanto de la madre como del niño es peor en el caso de los embarazos múltiples pero, a pesar de ello, la mayoría de parejas y mujeres solas optan por esta opción.
El trabajo estadounidense es uno de los más completos en su campo. Como señala en el editorial que acompaña a la publicación Evan Myers, los estudios anteriores sobre el pronóstico de los niños nacidos de ovocitos donados habían dado resultados inconsistentes.
En éste, sin embargo, se utiliza un parámetro claro para medir el bienestar máximo: los nacimientos únicos producidos más allá de la semana 37 y con un peso mayor a 2.500 gramos. Y este porcentaje ha aumentado de un 18,5% en 2000 a un 24,4% en 2010.
El editorial aborda, sin embargo, un asunto espinoso. A pesar de que el número de ovocitos donados aumenta cada año y diversos estudios reafirman la seguridad de la técnica para las madres, existen pocos trabajos sobre el efecto de esta en las donantes. Es, para el autor, la principal limitación del estudio, teniendo en cuenta que las donantes «tienen más riesgo de sufrir todas las complicaciones asociadas con la inducción de la ovulación, sobre todo el potencialmente mortal síndrome de hiperestimulación ovárica».
«Hacen falta datos más completos para que las donantes puedan tomar decisiones realmente informadas y se puedan poner en marcha mecanismos que aseguren que tanto la selección de donantes como el procedimiento de consentimiento informado se practique según los estándares éticos más elevados», concluye Myers.