El pesario es un simple anillo de silicona, económico (38 euros), no invasivo y de fácil colocación y extracción. Se introduce por vía vaginal en el cuello uterino, sin intervención quirúrgica. Un 95% de las mujeres que lo han llevado lo recomendarían a otras embarazadas de riesgo.
El nacimiento prematuro es la principal causa de enfermedad grave y mortalidad del recién nacido. Un estudio dirigido por Vall d’Hebron, que se publica mañana en The Lancet se puede considerar un paso decisivo en el objetivo de reducir la prematuridad y sus secuelas.
La prematuridad es la principal causa de muerte en el primer mes de vida del bebé, de tal manera que un prematuro tiene una probabilidad 180 veces superior de morir que un feto que ha podido cumplir con la gestación completa. La tasa de prematuridad en España es del 8%.
Barcelona, 2 de abril de 2012. La inserción de un sencillo pesario cervical no invasivo durante el segundo trimestre del embarazo en mujeres con alto riesgo de parto prematuro (las que tienen el cuello uterino corto) reduce significativamente la probabilidad de un adelanto del nacimiento, causa principal de mortalidad o de enfermedad grave posterior del recién nacido. Así lo demuestra el ensayo científico aleatorizado que ha dirigido Vall d’Hebron y que se publica mañana, en la edición digital de la revista médica The Lancet.
El pesario es un simple anillo de silicona, de bajo coste (38 euros), no invasivo y de fácil colocación y extracción que se introduce por vía vaginal alrededor del cuello uterino sin intervención quirúrgica. Un 95% de las mujeres que lo han llevado lo recomendarían a otras embarazadas de riesgo porque no tiene efectos secundarios graves.
El estudio liderado por el Hospital Universitari Vall d’Hebron y por el Vall d’Hebron Institut de Recerca (VHIR) ha contado con la colaboración de otros cinco hospitales españoles que han aportado una muestra significativa de 380 embarazadas a las que se les detectó (en una ecografía realizada a las 22 semanas de gestación), que tenían el cuello uterino corto, es decir, una longitud cervical de 25 mm. Este es uno de los principales factores de riesgo de prematuridad. La mitad de aquellas mujeres, elegidas al azar, usaron el pesario cervical y la otra mitad hicieron el tratamiento y seguimiento médico habitual sin pesario.
El estudio ha demostrado una reducción significativa del parto prematuro (casi de un 30% entre las mujeres con pesario respecto de solo un 6% de reducción entre las que no lo llevaban) antes de la semana 34 de gestación.
Cabe recordar que el parto prematuro constituye uno de los problemas más importantes de la perinatología actual y una de las causas más habituales de enfermedad y/o mortalidad de los recién nacidos. La prematuridad es, por ejemplo, la principal causa de muerte en el primer mes de vida, de tal manera que un prematuro tiene una probabilidad 180 veces superior de morir que un feto que ha podido cumplir con la gestación completa.
Si bien es cierto que los avances tecnológicos y médicos han hecho posible un aumento de la supervivencia de los recién nacidos de muy bajo peso, no es menos cierto que las tasas de prematuridad no han variado en casi nada en los últimos años. Además, las complicaciones asociadas a los bebés prematuros se mantienen invariables a pesar de los avances médicos: dificultades de aprendizaje, parálisis cerebral, ceguera… entre otras secuelas respiratorias, visuales, auditivas, neurológicas, cognitivas o de comportamiento que afectan, muchas veces de por vida, al recién nacido.
La doctora Elena Carreras, jefa de la Unidad de Medicina Maternofetal del Servicio de Obstetricia del Hospital Universitario Vall d’Hebron y coordinadora del estudio, afirmó que «encontrar un método seguro y económico de reducir la incidencia del parto prematuro y reducir la carga de prematuridad y sus secuelas es un objetivo por el que merece la pena trabajar. Los resultados de nuestro estudio abren la puerta a nuevas investigaciones sobre el uso de este dispositivo y nos hacen concebir esperanzas de que es posible encontrar una manera de reducir sustancialmente la prematuridad en el mundo».
La doctora María Goya, ginecóloga de la misma Unidad e investigadora principal, afirma que: «la colocación del pesario es una alternativa económica, segura y fiable para la prevención del parto prematuro en la población de mayor riesgo, la de embarazadas con el cuello uterino corto».
En este mismo proyecto, llamado PECEP, que ha contado con financiación del proyecto FIS 07/1086 del Instituto de Salud Carlos III mediante la cooperación del Vall d’Hebron Institut de Recerca (VHIR), el mismo grupo de trabajo ha descrito y validado una nueva técnica para la medición del cuello uterino, ya que la técnica clásica no permitía visualizar correctamente el cérvix de las embarazadas con pesario.
En la actualidad el mismo grupo de trabajo lidera otros cuatro ensayos clínicos en relación con el pesario cervical. El primero incluye una población de gemelos de madres con cérvix corto (PECEP-TWINS); el segundo y el tercero, un grupo de pacientes que presentan cérvix corto entre las semanas 24 y 34 de gestación, tanto en gestaciones únicas (PECEP-RETARD) como en gestaciones gemelares (PECEP-RETARD-TWINS), y el cuarto, un grupo de pacientes con gestaciones monocoriales y síndrome de transfusión feto-fetal entre gemelos que han sido sometidos a cirugía prenatal (PECEP-LASER).
Finalmente, es también relevante decir que el pesario cervical lo fabrica una fundación alemana sin ánimo de lucro, la Clara-Angela-Foundation, que lidera la Dra. Birgit Arabin que el año 2003 ya hizo los primeros estudios (no aleatorizados) sobre sus beneficios y que decidió fabricarlos en una producción que da puestos de trabajo a disminuidos psíquicos y físicos y que, por lo tanto, no tiene el amparo de la gran industria farmacéutica.
Por eso -y por la simplicidad del anillo-, el precio del pesario no llega a los 40 euros; casi nada, si se compara con el ahorro para el sistema sanitario que representaría una disminución del parto prematuro, de su primera atención neonatal y de las complicaciones médicas correspondientes.
Según los datos que aporta la misma revista, The Lancet, para contextualizar el impacto que puede llegar a tener este estudio, «a nivel mundial se estima que nacen prematuramente unos 13 millones de bebés todos los años (antes de las 37 semanas de embarazo). El parto prematuro le cuesta después al sistema de salud, solo en EUA, más de 26 millones de dólares/año».